Según Plancarte (2017), la cultura es entendida como "el conjunto de reglas, símbolos, creencias y valores compartidos por todos los miembros de un equipo o grupo humano, que le proporcionan la cohesión necesaria para trabajar armónicamente hacia la consecución de los objetivos comunes".
Por otra parte, Ainscow y Booth (2015) relacionan el término desde una perspectiva educativa, en la que lo establecen como aquello que se relaciona con la creación de una comunidad escolar segura, acogedora, colaboradora y estimulante, en la que cada cual es valorado, base fundamental para que todo estudiante tenga mayores logros.
La inclusión se refiere a un enfoque que busca potenciar y valorar la diversidad, protegiendo las identidades y particularidades de los estudiantes, promoviendo el respeto a la diferencia y facilitando la participación de la comunidad dentro de una estructura intercultural.
Por otra parte, según el MEN (2008), la inclusión se define como un "principio rector general" que busca potenciar y valorar la diversidad, protegiéndola y garantizando las identidades y particularidades de los estudiantes. La inclusión implica promover el respeto a la diferencia y facilitar la participación de la comunidad dentro de una estructura intercultural, con el fin de favorecer la cohesión social (p.18).
En concordancia, Plancarte (2017), establece que la inclusión se refiere a la identificación y eliminación de barreras para el aprendizaje, implicando la recopilación, cotejo y evaluación de la información de la gran variedad de recursos para planificar las mejoras en las políticas y prácticas.
Además, la inclusión se relaciona con la presencia, participación y logros de todos los estudiantes, con un énfasis particular en aquellos grupos de aprendices que pueden estar en riesgo de marginación, exclusión o desventaja.
En este sentido, la inclusión educativa está relacionada con el acceso, la participación y los logros de todos los alumnos, con especial énfasis en aquellos que están en riesgo de ser excluidos o marginados. Implica transformar la cultura, las políticas y las prácticas de las escuelas para atender la diversidad de necesidades educativas de todo el alumnado. La UNESCO considera a la educación inclusiva como una estrategia clave para alcanzar la Educación para Todos, partiendo del hecho de que la educación es un derecho humano básico y fundamental de una sociedad más justa e igualitaria.
La cultura inclusiva es un concepto que se refiere a la valoración y respeto por la diversidad en todas sus formas (MEN, 2017). Esto significa que se reconoce y se celebra la variedad de identidades, culturas, habilidades y perspectivas que existen en nuestra sociedad. La cultura inclusiva se basa en la idea de que todas las personas tienen el derecho de ser tratadas con igualdad y justicia, sin importar sus diferencias.
Por su parte, Plancarte, (2017) define la cultura inclusiva como "el conjunto de reglas, símbolos, creencias y valores compartidos por el personal de la escuela, los estudiantes, los miembros del Consejo Escolar y las familias, que le proporcionan la cohesión necesaria a la escuela para trabajar armónicamente hacia la consecución de los objetivos comunes" (pag. 7)
Veamos un video que nos explica más a fondo:
Por tanto, la cultura inclusiva es un valor fundamental que promueve la igualdad y el respeto por la diversidad en todas sus formas. Los pilares principales de la cultura inclusiva son la aceptación, el respeto, la empatía y la comprensión. En las escuelas, la cultura inclusiva se puede implementar a través de la educación intercultural, la inclusión de estudiantes con discapacidades y la promoción de la igualdad de género. Para implementar la cultura inclusiva en la sociedad, es importante fomentar la educación y la conciencia sobre la diversidad y la inclusión.
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